
La Ciencia Y La Sensualidad De Los Aromas
En nuestro subconsciente está la sagrada y poderosa energía del deseo, articulada a través de nuestra sensualidad. Los perfumes y las fragancias naturales desempeñan un papel fundamental en la forma en que nos comunicamos no sólo en el día a día (como los animales, que pueden oler a un amigo, compañero o enemigo a una milla de distancia), sino en nuestras sexualidades primarias. Nuestro sistema olfativo (en pocas palabras, toda la mecánica que utiliza nuestro cuerpo para oler y saborear) se basa en la señalización química, que potencia las señales, como la icónica feromona, para ayudarnos a encontrar pareja sexual para la noche, o la vida, y todo lo que hay entre medias. Los afrodisíacos, que significan «pertenecientes a Afrodita», la diosa del amor, se presentan en todas las formas de experiencias naturales y sintéticas. La Tierra nos proporciona una abundancia de estos cultivos sensuales que tienen fama de potenciar el placer y la consecución sexual. La lavanda, la canela, el jengibre, el sándalo y la rosa son ejemplos de afrodisíacos naturales en forma aromática. El perfume es una bendita comunión entre ciencia y romanticismo. Por ejemplo, la aromaterapia y los aceites esenciales: aunque se consideran holísticos, estos aceites llevan miles de años tratando dolencias psicológicas como la ansiedad y el insomnio. La eficacia de la combinación de recursos naturales con la curación medicinal es una práctica ancestral por su efectividad para calmar nuestros diversos sistemas.
Cleopatra utilizó el cardamomo, la canela y la albahaca para seducir a Mark Antony y Julio César. También se dice que se bañaba en una mezcla de leche y azafrán porque los egipcios creían que tenía cualidades afrodisíacas. El efecto de estos afrodisíacos aromáticos se consideraba tan poderoso que en la Edad Media especias como la albahaca, la menta, la canela y la vainilla fueron prohibidas por los líderes religiosos. Pero no hay mucho que pueda interponerse en el camino de la alquimia y el deseo humano; nuestra curiosidad natural es más vitalizadora que la ley arbitraria.
Feromonas: una palabra que todos conocemos, pero ¿qué hacen realmente? Son similares a las hormonas, pero actúan fuera del cuerpo, afectando a quienes nos rodean. Es la comunicación olfativa en la práctica. Los perfumistas saben muy bien qué olores potencian las señales sexuales del subconsciente y utilizan sus conocimientos para crear perfumes a medida para todos los gustos, al tiempo que potencian los aromas naturales. Los perfumistas superponen con maestría los olores, exudando diferentes notas a lo largo del día. Al igual que los sentidos multifacéticos en cualquier experiencia, el perfume es capaz de pintar una imagen más clara y abstracta de su mente y de los deseos de su corazón. Cuando se huele un perfume, se emprende un viaje a través de la narrativa de la fragancia.
Así, en ese breve momento en el que respiras profundamente y te envuelves en un magnífico aroma, entran en juego muchos componentes naturales y químicos que te proporcionan una breve euforia, mientras la ciencia se dedica a trabajar en segundo plano. Del universo infinito del que recolectamos las experiencias sensoriales procede la mecánica finita del sistema quimiosensorial. Aunque la nariz se pasa por alto (literalmente), es un órgano complejo y vital formado por delicados huesos, pelos y líquidos que sintonizan nuestro olor, sabor, sonido y psicología. Al igual que nuestro cuerpo en relación con la tierra, el sistema olfativo es una compleja red de señales que se entrelazan con el resto del cuerpo, conformando la experiencia sensorial completa que es la vida.
En la época en que el simple olor corporal podía ahuyentar o atraer a un semejante, se consideraba que los olores tenían una simple función comunicativa. Sin embargo, los olores no sólo estimulan los sentidos del olfato, sino también las emociones y nuestros sistemas psicofisiológicos en general. Nuestra nariz puede detectar más de un billón de olores individuales. La idea de cuantificar esa cantidad de olores y experiencias puede hacer que cualquiera se sienta embriagado de alegría, aumentando nuestro potencial para relacionarnos con el mundo. Se cree que el sentido del olfato es nuestro sentido más antiguo, que evoca recuerdos y emociones antes de ser identificados y que provoca sutiles cambios de humor. Tómese un momento y siéntese con su perfume favorito o diríjase a su panadería preferida. ¿Qué olores le llegan? ¿Qué le recuerdan? Todos tenemos el poder de aprovechar las capacidades de nuestros sentidos y convertirnos en viajeros del tiempo. Podemos pasar la noche en la India bajo el árbol de sándalo mientras escuchamos las historias de viajes de nuestras abuelas de hace medio siglo, o hacer un viaje a nuestra noche de bodas en la playa, envueltos en una mezcla de salvia de madera y sal marina.
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