VITI VINCI

El Sentido Del Olfato De Las Plantas



Viti Vinci 03/12/2022

La capacidad olfativa de las plantas está en sus genes, y la información de las moléculas de olor cambia la expresión genética en ellas, «encendiendo» o “apagando” genes. El tipo de moléculas olorosas que detectan se llaman compuestos orgánicos volátiles, esenciales para su supervivencia y la razón de su fragancia.

A diferencia de lo que ocurre con los animales, que reconocen las moléculas de olor por medio de receptores situados fuera de las células, lo que desencadena inmediatamente un cambio en su comportamiento, en las plantas estas moléculas tienen que entrar en la célula y acumularse antes de afectar al comportamiento de la planta. Y como las plantas no pueden moverse, sus reacciones son mucho más lentas. Aunque  la velocidad no es su fuerte, son capaces de reconocer una variedad mucho mayor de olores.

Os podréis estar preguntando, ¿cómo pueden oler si no tienen nervios olfativos? Pues no, no tienen, pero las plantas responden a las feromonas y detectan sustancias químicas volátiles en el aire, convirtiendo esta señal en una respuesta fisiológica. No es el mismo sistema, pero se considera olfacción.

Y, como ya sabemos, estos cambios de comportamiento forman parte del sistema de comunicación entre miembros de la misma especie, pero también entre diferentes especies, por ejemplo, plantas-animales o plantas-insectos.

Un ejemplo de estos cambios es la forma en que maduran en respuesta al olor de ciertas sustancias químicas; todos los frutos que maduran emiten etileno y así, al olerlo, otras plantas responden madurando. De este modo, todos los frutos maduran a la misma velocidad. Y estos cambios no son solo respecto a su maduración, sino que su sentido del olfato les permite atraer a más animales para que coman sus frutos y dispersen sus semillas, y coordinar el cambio de color de las hojas en otoño.

Otro ejemplo es el de las plantas que cambian su olor para protegerse de los insectos; si huelen a una planta vecina que ha sido comida o atacada por un bicho, ponen en marcha sus mecanismos de defensa anti-depredadores para hacerse menos apetecibles para ese insecto e incluso señalan SOS a otras plantas, haciéndoles saber que el peligro es inminente.

Como hemos dicho, ellas saben cuándo otras plantas vecinas han sido cortadas o comidas por un insecto gracias a su sentido del olfato, aunque no puedan ver o tocar las otras plantas. Esto significa que pueden detectar olores con distinciones muy sutiles entre ellas. Así que, incluso sin cerebro ni nariz, las plantas son capaces de percibir, identificar y reaccionar ante los olores.

Un hecho interesante sobre este sentido del olfato es cómo la Cuscuta pentagona, comúnmente llamada dodder, una planta sin clorofila, elige un vecino específico para obtener sus nutrientes para sobrevivir. Esta vecina es la tomatera; por tanto, puede oler las plantas que tiene al lado y elegir su favorita. Una vez huele la tomatera, el dodder se dobla, crece y gira en su dirección.

Así que, la próxima vez que te pares a oler las flores, piensa que ellas podrían estar oliéndote a ti también. Además, si no logras que tu planta sea feliz, no seas demasiado duro contigo mismo, puede que a tu planta simplemente no le guste cómo hueles!




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